sábado, 6 de noviembre de 2010

Capítulo 8

Las instalaciones de la cooperativa vinícola lindaban con el extenso bosque situado al norte del pueblo. Tras la desaparición de su amada, Fermín solicitó unos días de permiso que le concedieron sin ningún problema. Había intentado ir a casa a descansar pero eran demasiados recuerdos. Optó por volver al trabajo y darse una vuelta por los viñedos.
La vendimia había terminado y los sarmientos reposaban en sus lechos después de haber dado sus frutos. Visitó el laboratorio saludando a los técnicos que hacían los controles de acidez y el nivel de taninos de las primeras uvas. Todos le mostraron su pesar por la desaparición y le animaron a tener esperanza en que todo se resolvería satisfactoriamente. Se refugió en una sala habilitada para el descanso sentándose en un sillón próximo a la ventana. Conectó el teléfono al cargador, levantó los pies sobre una butaca y la relajación se adueñó de su ser conduciéndole ese repentino sopor aun profundo sueño donde los recuerdos y la realidad se mezclaban… Allí estaba su querida Male, rodeada por sus flores, preparando los pedidos de la semana. Lo miraba con sus grandes ojos avellana y le pedía con una sonrisa que se acercara. Estaba más guapa que de costumbre y eso era difícil ya que llevaba un vestido blanco que no conocía pareciendo un ángel.
Al aproximarse, la sintió muy cerca. Su aroma, su pelo rojo, su piel aterciopelada, sus dedos interminables, su cintura seductora.
¡Cómo la echaba de menos!
Lo que no podía imaginar es que todo era verdad ya que Malena había establecido comunicación con él tal y como le explicó Ovidia. Al dormirse generaba un sentimiento tan grande hacia ella que conseguía llegar hasta su corazón que a su vez sentía un impulso sabiendo que era el momento. La tomaba de la mano y su cuerpo se estremecía de tanta alegría. Juntos caminaban entre hierba fresca y aromáticas flores dirigiéndose miradas sin articular una palabra, era un lenguaje que muchas veces utilizaban.
Sonó una alarma y se despertó sobresaltado y confuso por todo lo soñado. ¿Tan solo fue un sueño? se preguntó. Creía haber interpretado su mirada y él también le había contestado preguntándole donde estaba. Ella le confirmó que algo había pasado, algo que había cambiado su vida. Iba a volver, le aseguró y también que estuviera atento a las señales. Qué rabia sintió cuando le despertó el teléfono. Fue tan real el sueño que estuvo aturdido los primeros momentos hasta que acertó a pulsar el botón para contestar.
-¿Si…diga?
-¿Estás ahí? no te escucho bien.
-Me acabo de despertar… ¿Me oyes ahora?
-Escucha… estoy aquí con Molina. Hemos hablado acerca del mapa y yo también tengo información. ¿Por qué no te pasas por aquí?
-¿Dónde estáis?
-En la biblioteca. Aquí te esperamos. Hemos pensado que podíamos hacer una visita al bosque… ya te contaré.
-Voy para allá.
Atento a las señales, atento a las señales se decía. Se guardaría el sueño e iba a estar atento a todo lo que le rodeaba. Estaba seguro que aquello había sido algo más que una ensoñación.
Se apresuró en llegar, las ganas de saber que averiguaciones habían conseguido le motivaba. Encontró a Molina y Tinín sentados frente a la mesa de roble, pensó que mejor no contarles lo que acababa de ocurrir en sus sueños.
-¡Hola! Ya estoy aquí.
-¿Qué careto traes? En fin… veamos. Hemos estado hablando y consideramos de importancia acercarnos al bosque e inspeccionar por allí.
-De acuerdo pero… ¿qué novedades hay?
Los tres hablaron un buen rato ya que tenían que ponerle al corriente de los descubrimientos de cada uno de ellos. Después se aprovisionaron de útiles y herramientas, montaron en el coche de Tinin, un todoterreno que les facilitaría el acceso al camino. Estaba en mal estado y era complicado con otro tipo de vehículo. Durante el trayecto se notaba el nerviosismo por lo que allí pudiesen encontrar. Aparcaron a la sombra de los primeros árboles y sacaron las herramientas del maletero. El detective había llevado su detector de energías y su brújula, los dos amigos cargaron con una pala, un pico, una linterna y un machete. Entraron por un camino de piedras cerca de donde estaba la cadena que prohibía entrar vehículos.
Se habían aprovisionado de botas y vestuario de campo, siempre era agradable un buen paseo en contacto directo con la naturaleza. El detective traía consigo el mapa encontrado en la tienda, plastificado para que no sufriera desperfectos. Estaba emocionado con esta aventura exploradora que le motivaba en su denostada profesión paranormal. Si conseguía resolver este caso sería la culminación de su carrera profesional sin ninguna duda.
Todos tenían un motivo especial para estar allí; Fermín buscaba señales y Valentín estaba preocupado por su queridísima amiga que tanta ayuda le prestó en los momentos difíciles. Formaban un excelente equipo en búsqueda de misterios impenetrables.
-Según el mapa datado hace unos cientos de años hay una superficie marcada con tintes verdes y abarca toda esta zona, dijo Molina señalando el mapa.
-Si pero el lago se ha desplazado hacia el este, comentó Valentín.
Fermín les explicó que debido a los desplazamientos de las capas tectónicas, la superficie através de los siglos experimentaba cambios.
-Entonces… ¿esta zona puede encontrarse bajo el lago?
-Puede e incluso ha podido quedar cubierta por capas de tierra debido a los cambios meteorológicos y el movimiento subterráneo de las aguas.
Molina les interrumpió
-Veamos señores, deberíamos ir en busca de alguna pista que nos indique la antigua posición del mapa. Aquí parados hablando no vamos a solucionar nada.
-Tiene razón, pongámonos en marcha, dijo Fermín.
-Creo que deberíamos empezar por el lago. Si allí no encontramos nada ya decidiremos que hacer, corroboró Tinín.
Los tres exploradores encaminaron su marcha hacia el lago atravesando senderos bordeados de grandes árboles que parecían rozar las nubes con sus largas ramas. Observaban a su paso, no querían perderse ni un mínimo detalle. Fermín lo hacía de un modo especial, estaba seguro que podía encontrar alguna señal.

Virginia seguía con su investigación acerca de lo ocurrido hacía cinco años, le picaba la curiosidad al no conocer los detalles del suceso que le hizo cambiar de identidad. Pensó que podría indagar por medio de sus contactos en la policía y quizá por ahí…
Le costaba mantener los pies en la tierra debido a los acontecimientos vividos en los últimos días. Por un lado la misteriosa desaparición, seguidamente la de la piedra valiosa y por último la identidad de Fermín. Ella que siempre había mantenido el control de la situación se veía desbordada por los acontecimientos. Así que iba a centrarse en lo que ella dominaba que era el papeleo y por ahí encontrar alguna respuesta. Comenzó a escribir cartas a diferentes destinatarios solicitando información acerca de los juicios efectuados en territorio español hace cinco años y sobre todo, aquellos con testigos protegidos. También envió correos electrónicos a los principales juzgados para conocer los juicios por lo penal efectuados en le mismo tiempo.

Malena era la reina guerrera pero seguía siendo también la chica de la floristería. Estaba contenta porque había conseguido meterse en los sueños de su amado y había comprobado cuanto la echaba de menos. Poder hablar con él por este medio le daba muchas esperanzas en que todo acabaría pronto, que no estaba loca, que no era un sueño… pensando, pensando, se quedó dormida en el hueco de un roble que la abrigaba y la recogía.

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